En cuanto a España, los datos de finales de julio son suficientemente destacables, tanto en inflación como exportaciones. La inflación interanual, pasa del 1,9% al 2,3% – en la Eurozona todavía está en el 5,3%. Podríamos decir que el histórico del IPC nos dice lo que suele ocurrir año tras año.
Las exportaciones se reducen -recordemos que de éstas, junto con el turismo internacional, depende el crecimiento económico, es decir, el PIB. Pero las importaciones lo hacen aún más, porcentualmente hablando. En definitiva, la nota positiva nos dice que el recurrente déficit comercial se reduce.
El euríbor sube y las nuevas hipotecas están paralizadas. Esto significa que la venta de vivienda, tanto vieja como nueva, se contrae pero el precio en las grandes ciudades no baja.
Los datos, tanto macro como micro, son complicados de analizar, especialmente en un período, el de pleno verano, que viene marcado por una etapa de vacaciones generalizada para todos y en todos los lugares en el que además, las actitudes de los ciudadanos desplazados, visitantes ocasionales, actúan, muchos de ellos, como si el mundo terminara. El calor sofocante hace que nos comportemos de forma diferente. Es obvio que el sector hace agosto como redundantemente se dice, pero también se hacen más evidentes los defectos y, entre ellos, los problemas de personal, la retribución y su alojamiento en zonas exclusivamente de temporada junto con el servicio que se ofrece por parte de la oferta.
Cuando la demanda crece, los precios tienen tendencia a subir, pero esta vez podríamos decir que los alimentos no paran de hacerlo, los carburantes recuperan lo que habían descendido y el precio de la energía se reduce, pero el gasto de los hogares , ahora de apartamentos y segundas residencias, crecerá a consecuencia del aire acondicionado funcionando a todas horas.
El visitante de día se aprovecha a la hora de desplazarse a la costa de la gratuidad de las autopistas, del parking en muchos casos también gratuito muy cerca de la playa con arena limpia y cuidada por parte del municipio, con vigilantes incluidos. En definitiva, un lujo gratuito que es compartido con el turista de verdad que hace noche, se aloja y colabora de muchas formas a través de las actividades económicas a llenar las arcas municipales y, muy específicamente las estatales.
Es necesaria una profunda reflexión en relación a la demanda destinada al denominado turismo de sol y playa y, muy especialmente el de las zonas prácticamente exclusivas de verano, sin dejar de lado tanto la oferta como la demanda turística de las grandes ciudades, pues éstas están urgentemente necesitadas de ordenación, de gobernanza, pues de lo contrario, se corre el peligro de morir de éxito. Es necesario analizar el low cost de la playa de Barcelona.
China sigue sin levantar cabeza, vuelve a bajar tipos para estimular la demanda interna y para hacer crecer la producción industrial y la balanza comercial, pero la deflación continúa. La Eurozona, con Alemania a la cabeza no toma ritmo de crecimiento, en el primer semestre el crecimiento ha sido muy débil: 0,6 %, pero en el tercer trimestre no se inicia con buenas perspectivas. Los tipos de interés tienen mucho que ver. De todas formas, más vale ver el vaso medio lleno y confiar en que la inflación se vaya moderando y el BCE deje de subir los tipos.
La situación en España y Cataluña presenta características diferentes a las europeas, el crédito al consumo crece, las hipotecas se amortizan, siempre que se pueda, y la Administración pública recauda más por IRPF debido al crecimiento del número de afiliados a la Seguridad Social, los beneficios empresariales declarados referentes a 2022 se reducen, salvo los de aquellos sectores y empresas que gozan de situación de oligopolio. Por cierto, cada año que pasa sueño más.
El comercio turístico va bien, especialmente el de lujo que se concentra en Barcelona y en calles y zonas suficientemente conocidas de la ciudad. Mientras, sigue vigente el conflicto entre las entidades representativas en relación a la apertura en festivos. La verdad es que teniendo en cuenta el corto período de apertura creemos, o mejor dicho, creo que no hace falta perder el tiempo en asuntos estériles que no nos llevan a ninguna parte.
Esperamos que lo antes posible, a finales de septiembre y después de los resultados de las elecciones generales -por cierto, nada que ver lo que ha pasado en Cataluña y País Vasco en relación al resto de España, tengamos Presidente y nuevo Gobierno. Entonces veremos cómo se solucionan los graves problemas de financiación de Cataluña para hacer frente al déficit de infraestructuras sin dejar de lado los problemas políticos para todos conocidos.
Por último, cabe recordar que tenemos pendientes de entrar en el Parlamento un conjunto de disposiciones que pondrían un cierto orden en el comercio online y, muy especialmente en la distribución física de la paquetería a domicilio del consumidor. La normativa catalana en relación con el mundo del comercio siempre ha sido un referente para el conjunto del Estado, pero últimamente, el Tribunal Constitucional ha puesto el freno sin respetar las competencias exclusivas, incluidas en el Estatut de Catalunya.
Ahora sí, finalmente, diremos que hay que ver el vaso medio lleno y, especialmente en unos momentos de muchos cambios que hay que verlos como nuevas oportunidades y como ya es recurrente, es necesario compartir para poder competir. Vamos.
Santi Pagés
Economista